miércoles, 26 de diciembre de 2012

CUENTO METAFÍSICO










HOLA AMIGOS !!!

LES DEJO PARA QUE DISFRUTEN UN CUENTO METAFÍSICO DEL SR. GUILLERMO ANZUATEGUI, QUE NOS DEJA UNA MARAVILLA ENSEÑANZA, SOBRE EL DAÑO QUE PODEMOS INFRINGIRNOS A NOSOTROS MISMOS, CUANDO NOS ENCERRAMOS, O PRETENDEMOS ALEJARNOS DEL MUNDO EN QUE VIVIMOS.

NOS PERMITE DARNOS CUENTA QUE LA VIDA NOS PRESENTA ESPINAS Y ROSAS, Y QUE TENEMOS QUE APRENDER A CONVIVIR CON ELLAS, O SOLUCIONARLO.

LO QUE NUNCA DA RESULTADO, ES EL NEGAR O NEGARNOS LA VIDA.

LA VIDA ES NUESTRO PATRIMONIO MÁS PRECIADO, Y ES NUESTRA AUTORIDAD Y RESPONSABILIDAD, CUIDARLA, Y HACER UN BUEN USO DE ELLA.

ESO NOS CONVIERTE EN ADULTOS ESPIRITUALES.

RECONOCER QUE LAS DOS POLARIDADES , ESTÁN SIEMPRE PRESENTES, Y QUE ES NUESTRA TAREA, EL CONSEGUIR EL EQUILIBRIO, APRENDIENDO A CAMINAR POR EL CAMINO DEL MEDIO.

ES TAN MALO HACER DAÑO, COMO NEGAR QUE EL DAÑO EXISTE.

MANTENER LOS OJOS ABIERTOS, LOS OIDOS ATENTOS, Y LAS PALABRAS, CUIDADAS, NOS AYUDA A CRECER.
VIENDO LO QUE NOS RODEA, COMO EL ESPEJO, QUE NOS PERMITE MIRARNOS, Y OBSERVAR NUESTRAS PROFUNDIDADES MÁS ÍNTIMAS.

DESEO QUE LO DISFRUTEN!!



Sin Palabras


Estaba harto, verdaderamente harto de escuchar hablar pavadas, y ser arrastrado a conversaciones vacías de contenido, con análisis facilistas de supuestos expertos, que terminaban siendo unos huecos sin ideas, cansado de insultos en la calle o cualquier otro lugar, sobrepasado por tantas expresiones idiotas. Por doquier sonaban malas palabras, y cuando decía  malas palabras, que quede claro, no estaba haciendo referencia a esas que hacen que las viejas del barrio se ruboricen, se refería a las verdaderas malas palabras, tales como guerra, matar, hambre, odio, desigualdad, discriminación, negro de mierda y tantas otras por el estilo.
 Por lo que decidió, que de ninguna manera permitiría que a el le pasara lo mismo, trato de evaluar distintas estrategias para evitar transformarse en otro decidor de estupideces, y luego de un  largo y exhaustivo análisis, llego a la conclusión que la única manera de ponerse a salvaguarda, seria no volver a hablar, o sea, no emitir palabra alguna nunca más, y sin dar explicación absolutamente a nadie se llamó a silencio perpetuo.  Extrañaría algunos vocablos, puesto que no todas las palabras eran malas, por el contrario había una cantidad enorme de las otras, el problema radicaba en que casi todos se empeñaban en ignorarlas, lo que provocaba que paulatinamente fueran desapareciendo de lo cotidiano, hasta quedar aprisionadas entre las tapas de algún diccionario que prácticamente nadie leería.
 ¡Tal vez no fuera casualidad!, toda esta manipulación estaba dirigida, ¡quizás fuera una especie de guerra!,  pensó, en la cual ellas son las armas y nosotros los soldados en el campo de batalla, ¡pero que no cuenten conmigo! se dijo exasperado.
Por supuesto no fue tarea fácil, su familia trato por todos los medios de arrancarle alguna vocablo, sus amigos hicieron lo propio,  pero su decisión era irrevocable, no habría manera de convencerlo. Los inconvenientes no tardaron en llegar, primero en el trabajo, era lógico atendía un kiosco, comunicarse por señas resultaba engorroso y los clientes empezaron a escasear, por lo que su empleador le dio dos opciones, o hablaba o se iba. Pero nada lo haría cambiar, por consiguiente pasó a engrosar la lista de los desocupados.
La inevitable visita compulsiva al  psiquiatra, después que el clínico primero y el neurólogo luego, no pudieran detectar ningún problema orgánico, fue la siguiente consecuencia de su actitud. Luego su silencio le trajo aparejado al principio, los reproches en su casa, a los que le siguieron las represalias, no le cocinaban, ni lavaban su ropa, y por ultimo dejaron de hablarle, cosa que le agrado, de esta manera tenia que soportar menos palabras inútiles.
 Pasado cierto tiempo, y ya acostumbrados a la nueva realidad, terminaron por aceptar la situación. Una vez a la semana cumplían el inútil rito de llevarlo al especialista mencionado, solamente para que este aumentara o disminuyera la dosis de fármacos que le obligaban a tomar, un esfuerzo estéril, no había pastilla o droga en el mundo que hicieran cambiar su determinación.  La victoria era suya, pensó. Pero al poco tiempo comenzó a caer en la cuenta que su triunfo era parcial, pues si bien nunca lo obligarían a repetir sandeces, ahora tenía mucho más tiempo para escuchar las que venían de los demás, esto lo inquietó, era muy probable que fuera un contraataque de sus enemigas, las malditas palabras vacías, pero estaba dispuesto a dar batalla hasta las ultimas consecuencias, no iba permitir  que llenaran sus oídos con frases que el se negaba a emitir.
Meditó un largo rato, nuevamente debía planificar sus acciones, luego de un tiempo, concluyó que lo mejor seria repetir la estrategia, ya estaba comprobada su efectividad, era el arma perfecta  ¿para que cambiar algo que ya brindo sus frutos? Pensó. Una sonrisa socarrona retumbo en su mente.
 Acto seguido decreto su auto sordera, y a partir de ese momento comenzó a  dejar de oír. El resultado no fue tan inmediato como con el habla, los sonidos se fueron apagando en forma paulatina, tal vez se debiera a que había algunos agradables, con los que no quería perder contacto, el canto de los pájaros, la risa, la música o el susurro del viento en la copa de algún frondoso árbol, pero era inevitable, debía elegir y eligió, después de todo, pensó con tristeza, en toda guerra hay victimas inocentes.
 El tiempo que llevaba sin emitir sonido alguno, ni responder preguntas a nadie, motivó  que su nueva condición pasara totalmente desapercibida, era el único que sabia de su perdida total de audición, esto le serviría como defensa ante posibles intentos de minar su posición, podrían pasar horas, días, años enteros tratando de hacerlo flaquear, pero seria inútil todo intento, por el contrario lo fortalecería, al mismo tiempo sus enemigos se verían debilitados al no obtener progresos en sus acometidas.
 ¡Ah que placer! el silencio más absoluto lo rodeaba, envolviéndolo, dándole abrigo y permitiéndole largos periodos de introspección, que lo llevaban a recorrer lugares inéditos de su ser más profundo. Los colores se tornaban mucho más brillantes, el perfume en el aire mas intenso y la sensación de paz infinita
Un pensamiento lo sobresalto de pronto, de cierta manera el seguía involucrado en la contienda, ¿Cómo se explicaba sino, que no cejaran los intentos por halarle y hacerlo hablar? Podía ver sus bocas moviéndose en muecas silenciosas, como cuando se deja la imagen muda del televisor en un programa de danzas, los bailarines se transforman en marionetas ridículas, de esta forma los veía él.
No pudieron vencerlo ni siquiera con los audífonos que le pusieran, en un intento más por lograr la victoria sobre su voluntad, nada lo haría desistir, ¿acaso no fueron las palabras las que nos diferenciaron de los animales, las que provocaron la evolución del hombre? En definitiva las que nos habían convertido en lo que éramos ahora ¿como entonces no darse cuenta lo malas que debían ser? si nos habían transformado en esta especie dañina y destructora. Se decía ofuscado para sus adentros.
Podía ver a través de la ventana los mágicos colores de la naturaleza, el jardín rebozaba de vida, la primavera estaba presente, sus ojos atrapaban tonalidades que pasaban desapercibidas para la mayoría, la supresión de sus otros sentidos potenciaron su visión. Un tirón hacia atrás lo devolvió de su letargo, lentamente la silla de ruedas a la que lo habían confinado hacia tiempo, comenzó a girar hasta depositarlo frente al televisor. Según dijera el medico, lo importante era la estimulación, de esta manera habría posibilidades de traerlo a la realidad, debido a dicha sugerencia se encontraba ante su próximo desafió, en esta lucha aparentemente sin fin.
Las imágenes comenzaron a llegar, al principio no provocaron reacción alguna en el, de hecho lo que veía no le desagradaba, por supuesto guardando cierto recelo, no se sabia cuando podría haber un nuevo intento de contraataque, por lo que siempre estaba atento, en vigilia permanente. Transcurrieron las horas sin novedades, llego a pensar que su traslado había sido un movimiento sin importancia, pero nunca hay que confiarse, de pronto para su horror comprobó que sus temores eran fundados, ante si, en la pantalla del aparato, debajo de los mudos personajes se dibujaban sus enemigas, habían encontrado la manera de llegar hasta el, comenzaban un nuevo ataque  a través de una película subtitulada. Su cuerpo se estremeció al punto casi de provocarle convulsiones, no podía ser que esto nunca terminara, su lucha ya llevaba tanto tiempo que ni recordaba cuando había dado comienzo. Unas lagrimas corrieron por sus mejillas, nadie las advirtió, poco a poco paso a ser parte del mobiliario para los demás. La tristeza se apoderaba paulatinamente de su ser ¿Cómo podía ser que tanto esfuerzo hubiera sido en vano? Se preguntaba con una creciente decepción. Ya le ganaba la derrota su voluntad se resquebrajaba en mil pedazos. Dejo caer lentamente sus parpados empujados por el peso de la resignación. Se quedo así un largo rato, sufriendo en silencio, en la oscuridad absoluta, cuando de pronto el corazón se le disparo, parecía querérsele salir del pecho, sin querer había encontrado la solución, se dio cuenta que no estaba vencido ni mucho menos, todo lo contrario sus enemigas habían desaparecido nuevamente, ese acto inconciente de derrota se transformaba en su arma para la victoria. Decidió mantener  sus ojos cerrados, hasta que la orden de ceguera impartida por su cerebro pudiera llevarse a cabo. Era seguro que llevaría  algún tiempo, al igual que pasara con la audición había cosas que se resistía inconcientemente a perder, imágenes que valían la pena ver, abrió sus ojos lo mas que pudo, giro la cabeza hacia ambos lados todo lo que le permitió su cuello, capturando la mayor cantidad de imágenes que le fue posible, luego de lo cual, se sumergió en las tinieblas para siempre. 




Guillermo Anzuategui

Amigos,
Deseo que estas palabras, les ayuden a escuchar, tanto como a hablar.
Es la Representación del Dar y el Recibir.

QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS!!

Beatriz Seibane.

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