lunes, 26 de noviembre de 2012

LA CREACION -





HOLA AMIGOS!  TRANSCRIBO UN CUENTO ESCRITO POR EL SR. GUILLERMO ANZUATEGUI, QUE ESPERO DISFRUTEN.

CONTIENE REALIDADES, QUE NOS PUEDE LLEVAR A VER A LA CREACIÓN , Y A SU GRAN CREADOR,-  DIOS, - ENERGIA UNIVERSAL--, O COMO QUISIÉRAMOS LLAMARLA, DESDE UN LUGAR DE UNA VISIÓN DIFERENTE, QUE NOS PUEDE AYUDAR A TODOS.

DESEO Y ESPERO LES GUSTE.



Creación

El era eterno atemporal, en permanente estado de paz y amor, todo le pertenecía, en realidad él era el todo, perfecto inconmensurable, el principio y el fin. Así era desde siempre, y cuando digo siempre me refiero a toda la eternidad, incluso antes de existir el tiempo mismo, ya era omnipresente y omnipotente, Toda la sabiduría le pertenecía, todo cuanto se pudiera pensar o inventar, ya formaba parte de su conocimiento.
 Estaba feliz que así fuera, y esa sensación de felicidad, fue lo que lo llevo a plantearse aquello, que en definitiva cambiaria todo para siempre.
Como ya dije todo lo sabia, pero reparo en un detalle, a diferencia del bienestar que le ocasionaba la paz el amor y la felicidad, cosas que sentía, que podía prácticamente palpar, nunca se había presentado un sentimiento en contrario, si bien tenia la certeza que existían, puesto que de hecho, también a el le pertenecía su creación, no había tenido oportunidad de comprobarlos.
 Se inquieto ante este pensamiento, tenia toda la información, pero en teoría, por ejemplo, nunca sufrió un dolor de ningún tipo, o algún desengaño o frustración, mucho menos miedo, medito sobre esto un instante, o tal vez un millón de años, y se dio cuenta que era como un ciego de nacimiento, tratando de imaginar los colores, la inquietud se transformo en curiosidad, de esta manera experimento dos nuevas sensaciones.
Decidió que tenia que conocer fehacientemente todo aquello que el mismo creara, y no solo en la abstracción de su sabiduría.
 Un nuevo instante de meditación trajo a él la respuesta, crear la imperfección y el caos, esta era la forma de llevar a cabo su plan perfecto.
Acto seguido, tomo una gota de su saliva y la lanzo hacia delante, en ese mismo instante comenzó a correr el tiempo.
 Cerró sus ojos decidido a dormir un poco, no porque lo necesitara, sino porque le producía placer. Al despertar notó que algo era diferente, la gota de saliva lanzada al vació tomaba formas maravillosas, millones de puntos luminosos entre nebulosas se movían acompasadamente, por un momento se desconcertó, una nueva sensación comprobada, se dijo, el plan ya daba sus frutos, desde que hubiera decidido experimentar, ya habían pasado por él, la inquietud la curiosidad y el desconcierto.
Se sintió satisfecho al ver como su última creación iba tomando forma, y del caos inicial, surgía un maravilloso universo, que poco a poco lograba un equilibrio digno de su creador.
Un rápido análisis de la situación le permitió darse cuenta, algo mas debería hacer para  lograr su objetivo, en realidad las sensaciones y sentimientos eran tantos, como las circunstancia que los provocaban, a menudo opuestos conviviendo en una misma situación. Fue cuando  decidió el próximo paso, hizo surgir una gota de sangre de su dedo índice, lo llevo frente a los labios y soplo, la gota de sangre se disgrego en miles de millones de partículas, viajando a través del universo, atravesando galaxias, fecundando todo con el toque maravilloso de la vida, en cada una de ellas, estaba presente el roce de su halito divino. Luego de esto, se decidió a esperar para ver el fruto de su siembra. Era la primera  vez que debía esperar por algo, hasta que él mismo pusiera en marcha el tiempo, no había pasado, presente o futuro, una nueva experiencia pensó,  notó que la espera no seria corta, por lo cual se apresto a viajar por sus nuevos territorios, observando de cerca, viendo como inmensas nubes de gas se transformaban en brillantes soles, dejando que el calor que de ellos emanaba, acariciara suavemente a los jóvenes mundos cautivos de sus orbitas, cometas surcaban la inmensidad,  encendiéndose al reflejar la luminosidad de las estrellas.
A medida que avanzaba en su recorrido, fue atravesando galaxias, de distintas y maravillosas formas. Sumergiéndose en vastas inmensidades de oscuridad, para emerger nuevamente entre soles y mundos, algunos todavía en formación.
Escucho unos latidos, eran los de su propio corazón, palpitando en cada cosa creada
 Se maravillo por todo lo que se desarrollaba frente a sus ojos, aún para él este era un espectáculo conmovedor, la emoción lo embargo hasta hacer rodar una lagrima por su mejilla, sin perder tiempo la recogió, lanzándola como antes lo hiciera con las gotas de saliva y sangre, por lo cual, en miles de los planetas que ya poblaban el universo surgieron enormes y profundos océanos, dispuestos como úteros fecundos, para albergar la vida que irrumpía.
 Satisfecho con su obra, cerró nuevamente los ojos, entregándose al placer del sueño, y durmió. Quizás unos cientos de miles de años, no tenia la menor importancia cuanto fuera, la eternidad le seguía perteneciendo.
 Despertó para encontrarse ante un paisaje pletórico de vida, los colores poblaban todo cuanto veía, colores intensos con todos los matices imaginables, algunos estáticos, y otros en movimiento constante,  reparo en la infinidad de animales que se movían, por la no menos infinidad de mundos, una mirada rápida, e imagino el final de su obra maestra, aquel que lo llevaría a sentir en carne propia, cada uno de los sentimientos y sensaciones.
Tomo un pensamiento y lo arrojo, pero a diferencia de las veces anteriores, en las cuales lanzara su saliva, sangre y lágrima sin destinatario, en esta ocasión su pensamiento tenía un blanco predeterminado. Cuando este nuevo regalo alcanzo su destino, el cerebro del humano despertó a un nuevo estado de conciencia, la inteligencia le había sido otorgada. Una bendición y maldición al mismo tiempo,  su nuevo regalo les daba la oportunidad de elevarse por sobre las otras especies, pero también la conciencia de vida y muerte, de su propia finitud, este fue el primer miedo que el humano conoció, y probablemente el más profundo que hubiera de conocer.
 El punto de partida, alrededor del cual, se desarrollarían todos los sentimientos, ligados de una u otra forma entre si,  haciendo aflorar todas las grandezas y miserias de su imperfección.
Todo estaba casi listo, tan solo un paso faltaba para completar la tarea. Debía darles algo más, un lugar donde guardar cada experiencia, cada sentimiento que pasara por cada uno de ellos, algo que trascendiera el pequeño momento de su existencia material.
Decidió darles lo más maravilloso que podía. Les entrego un poco de su propia esencia, un toque de divinidad anidaba en cada uno. Los proveyó de un alma eterna.
Comenzó a repasar todo lo hecho hasta ese momento, no podía permitirse un error, en otra circunstancia hubiera sido impensable que pudiera cometerlo, pero en este caso, había un actor desconocido, la imperfección hacía su debut en escena.
Ya casi se disponía a descansar, cuando noto un pequeño detalle. Comprendió que no les seria posible cumplir la tarea encomendada, en el efímero periodo de una vida, por lo cual, estas debían ser varias, un número indeterminado, de ellos mismos dependería la cantidad. Para esto les dio  libre albedrío, la responsabilidad de elegir el camino correcto, cada acto realizado significaría un peldaño en la escalera, avanzando o retrocediendo, según fuera la calidad del mismo.
La decisión era solo suya, podían elegir el punto de partida desde el cual emprender el regreso a la perfección, no importaba cual fuera, puesto que mas allá de los errores que pudieran cometerse, los que deberían ser enmendados en esa u otra vida subsiguiente, el camino indefectiblemente los llevaría nuevamente hacia él. La única diferencia radicaba en el tiempo que tardaría cada uno. Cosa irrelevante pues como ya he dicho la eternidad le pertenecía.
 De esta manera estaban muñidos de una suerte de memoria reciente, la de la materia, que se perdería con cada final de ciclo, y otra eterna, su alma inmortal, la conexión directa con el todo, la encargada de almacenar cada detalle, cada experiencia vivida.
Ahora si, ya resueltos todos los detalles se dispuso a observar, y a medida que lo hacia, fue apoderándose de él una gran sensación de ternura. Amaba todo cuanto existía, pero hacia ellos su amor era distinto, no el estado de amor que conocía, este amor tenía movimiento, sentía como se desprendía de él yendo hacia ellos, sus hijos.
Así fue como su creación, mucho antes de lo esperado, incluso por él, le permitió conocer en carne propia un sinnúmero de sentimientos y sensaciones. Se conmovió ante su coraje, sus infortunios y errores le arrancaron lágrimas, que fueron a crear nuevos océanos en planetas distantes, y también muchas veces, despertaron su ira.
Podía escuchar sus ruegos, la parte divina que en ellos residía, los hacia intuir su existencia. Muchas veces resistió la tentación de intervenir, pero otras tantas el amor de padre fue mas fuerte. Experimentó  el sufrimiento, la angustia, la culpa y el perdón, el deseo y la felicidad, y tantas otras. Las demás, las que faltan, van a su encuentro, celosamente guardadas  en la mochila que sus hijos llevan de regreso.

  
Guillermo Anzuategui




AGRADECEMOS A GUILLERMO ANZUATEGUI, POR SU COLABORACIÓN EN ESTE BLOG.

CON AMOR,

BEATRIZ SEIBANE. 











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