viernes, 6 de enero de 2012





La Estructura Mental es el conjunto de consignas, mandatos, decretos, y conductas que el ser ha formado en sus primeros años de vida, y reafirmado o modificado luego, a lo largo de esa vida.

Esta estructura siempre es basada en el esquema anterior que ese ser trae de sus vidas pasadas, con todo el conjunto de experiencias vividas.

También contiene a todas las sensaciones que cada una de las consignas y conductas le producen, sean éstas positivas o negativas.

Todo queda grabado, y forma una especie de red, donde todo se conecta con todo.

Es su base, la base de ese ser, la estructura desde donde va a edificar la vida.

En esta red van a estar contenidas todas sus conciencias, todo lo que el ser conoce, cree  y ve.

El individuo se siente cómodo con lo conocido.
Se siente seguro, como en casa.

Hasta existe un dicho que dice :
“Mejor malo conocido que bueno por conocer”.

Esto es porque lo ya transitado, lo que conoce y sabe, no le impone ningún desgaste extra de energía.

En cambio, cuando tiene que aprender a caminar por un nuevo sendero, cuando tiene que producir un cambio, esto le produce un gasto de energía, y, esto a su vez, genera sufrimiento y también dolor.

Debe salir de la especie de letargo que la costumbre le permite,  para tener que tomar su voluntad, y utilizarla concientemente para realizar los cambios.

Deber hacer el esfuerzo para abrir una especie de puerta, luego tomar esa energía que estaba guardada, sacarla, y utilizarla para realizar un cambio.

Energéticamente, este cambio implica, no sólo formar algo total o parcialmente nuevo, sino también destruir o modificar lo que ya estaba instalado en su cabeza como esquema o estructura mental.



Beatriz Seibane.
Licenciatura de Chakras.
Estructura Mental.


DINÁMICA ENÉRGETICA.

SU RELACIÓN CON EL SUFRIMIENTO Y EL DOLOR.

Ante el estado de comodidad del que hablábamos antes, el hombre difícilmente se decida a realizar cambios.

Es ante la necesidad de algo, que el ser generalmente toma esta decisión.

En reglas generales, es el sufrimiento o el dolor que le puede implicar esa necesidad, la que lo impulsa a cambiar y a adaptarse a otro tipo de situación.

Cuanto mayor sea la movilización que esa necesidad le provoca, más rápido va a intentar realizar esos cambios.

A veces, estas formas de sufrimientos se pueden manifestar con los disfraces habituales del miedo al cambio, tales como cansancio, depresión, los enojos, la rabia, la angustia o la enfermedad de cualquier tipo.

Esto se puede presentar de esta manera, porque el individuo  pudo todavía no haber hecho conciente esa necesidad de cambio, y el impulso interno de esa necesidad, como un río vigoroso,  se expresa , buscando la salida por el costado más vulnerable que el ser pudiera tener.

Al hacerlo conciente, el individuo debe enfrentarse a esa nueva forma de accionar, con lo cual, las manifestaciones sustitutas se disuelven, pasando a crear el nuevo tipo de energía o estructura.

Por eso, el individuo debiera comenzar a educar concientemente su sistema mental.

De alguna manera, el pensar y razonar sobre el cambio, ya está provocando una alteración mental y emocional, que lo sacan al individuo del camino pacífico de la costumbre, para llevarlo a realizar las modificaciones que se requieran.

Estas alteraciones son las que producen un gasto extra de energía que luego pudieran producir sensaciones  como de “sufrimiento” o “dolor”, denominado así , porque indican un estado opuesto al de la tranquilidad de lo conocido y el ahorro de energía.

Pero el cambio no es un desgaste inútil de energía, sino una inversión de aquélla.

Y una inversión que va a producir grandes dividendos para el individuo que se atreva a invertir en ellas.

Esto es porque cada vez que el ser realiza un cambio, también somete a su cerebro a estos cambios, y sus neuronas modifican sus esquemas sinápticos.

 En breve , continuaremos con otros informes sobre este tema.

Beatriz Seibane.
Licenciatura de Chakras.
Estructura Mental.

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